martes, 14 de agosto de 2012

NO  ABRAS  LOS  OJOS

Fernando y sus amigos fueron a aquella famosa casa abandonada. Todo aquel de la ciudad conocía la historia de aquella casa, pero nadie se atrevió entrar en aquella historia que pertenecía a la casa abandonada. Estaba en las afueras, muy lejos de la ciudad capital, nadie vivía por aquel sitio desde que se dio a conocer su historia. Fernando fue el que propuso de ir, porque decía que la historia era mentira. Antes de entrar hicieron fotos a la casa abandonada con su cámara; la casa era más bien bonita, pero por el paso de los años se deterioró y por fuera tiene un aspecto terriblemente terrorífico. Al intentar abrir la puerta de la entrada, vimos que estaba cerrada con llave. Rompimos una ventana de la parte trasera de la casa y entramos. La casa estaba llena de polvo, con telarañas y las persianas cerradas. Las abrimos para ver mejor, y vimos unas escaleras. Subimos e hicimos más fotos. Entramos en las habitaciones; en una había dos camas muy viejas, en otra, una cama solamente y un espejo. En el espejo Fernando hizo unas cuantas fotos, el espejo le interesaba mucho. Después, volvieron a sus respectivas casas. 4:17 de la madrugada. Fernando está profundamente dormido, hacía un frío terrible, cuando un fuerte ruido le despertó. Era un cuadro de pared, se había caído, lo recogió, lo colgó de nuevo en la pared y cuando iba a darse la vuelta unas manos le tocaron la espalda, gritó, se dió la vuelta y era una muchacha. La muchacha era de pelo lacio pero sucio, de color rubio, tenía los ojos color miel, y una cara muy pálida. Pero eso no fue lo que más impresionó a Fernando, sino los ojos blancos que le miraban fijamente y que no tenía pies, sino que flotaba. De repente, la muchacha gritó. Abrió su boca grande y negra. Fernando también gritó, le había asustado mucho, corrió y volvió a su cama. No tenía tiempo para pensar donde ir, y lo único que se le ocurrió fue su cama. La muchacha siguió gritando. Fernando se puso las mantas encima para salvarse. Pero lamentablemente la chica se metió debajo de las sábanas, a sus pies, la muchacha siguió subiendo. Cuando ya casi iba por su cuello, Fernando cerró fuertemente sus ojos. En su cabeza nada más pensaba “No abras los ojos, no abras los ojos !”, pero no resistió y los abrió; tenía a la muchacha justo delante de su cara, gritando aún más fuerte, y de sus ojos salía sangre. Fernando murió de parada cardíaca.
 La historia cuenta que había una muchacha de pelo rubio y de ojos color miel que vivía huérfana junto a sus dos hermanos. Una noche se volvió loca y los mató a todos. Después, se suicidó cortándose las venas delante de su espejo. Dicen que si haces fotos al espejo de aquella muchacha esa misma noche te asusta haciendo que te mueras al pararse el corazón del miedo.

Fuente: http://www.cuentosdeterror.info/2012/08/no-habras-los-ojos.html

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